martes, 19 de mayo de 2015

Estoy encantada de conocerme.


De forma recurrente, suelo preguntarme por lo que mi subconsciente presenta cada noche, en cada sueño. Muchas veces creo que no depende ni de mi, ni de la sensación que se acontece, perfilada en imágenes de calidad algo tenue. Seria vanidoso seguir intepretaciones banales que contentaran algunos pensamientos perversos, por lo que responder a lo que obsesiona mi mente con ello no seduce mis firmes exigencias. Margenes egoistas, inconstantes y más que inconformistas.
Hablo de esos sueños, en los que mis deseos mas secretos también forman parte de mi código genetico; pero dichos anhelos bailan un compás de una melodía sin pretextos. En esa dimensión superflua soy la chica que pinta de violeta cada estaño de tristeza, que pone en aleatorio esas compulsiones inconexas. No pretendo desconectar mis emociones de esas representaciones irracionales, solo hacerlas bailar y acompañarlas en cada evento.

En mi mundo onírico no soy vulnerable, ni maleable; no busco ser ese alguien que vuelva a ser como nadie.