domingo, 8 de octubre de 2017

VIII



Las sombras deben existir, debemos ser conscientes que la ausencia de luz existe, que podemos asustarnos porqué el miedo nos hace reales.
Igual que las monedas con sus dos caras, o la verdad con sus posibles versiones, la oscuridad siempre ocupa una posición en toda realidad. Partiendo de ese antagonismo notorio que busca desesperadamente tomar tus riendas, podemos combatirla, aceptarla o dejarnos arrasar.
Y así es como decidí parar, cuando digerí que la tolerancia al desprecio es una actitud aprendida, cuando percibí que había desarrollado la facultad de aceptar algo que aún no merecido, recibía. Y supongo que pesé a que conozca mis flaquezas no debo dejar que me aborrezcan.








lunes, 18 de septiembre de 2017

VII.




Si pudiera elegir con que recordarte elegiría las miradas.

Aquellas que te alejan de todo lo demás, las de verdad. 
Aquellas que escuecen, que delatan y aguardan. 
Aquellas que crecen vorazmente, que no se pierden ni retroceden. 
Aquellas que alumbran el miedo y que viven en cautividad.

viernes, 15 de septiembre de 2017

VI.





Y en calma, un aullido de esperanza mueve mi alma, aquel que huía pero ya no duerme en tu cama. Prendado pero disuelto se quedó, el perfume de verano que embriagó.                     

Más allá de ti, más cerca de mi. 
Inconclusos ya son los ruidos que en pellizcos y mordiscos lucidos, arrebatan las marcas candentes de aquella piel hastía. Y lúcidos los sueños del crepúsculo que acontecen las oportunidades que no me permito arrebatar.



V.



No me muerdas el cuello, que aún no me he tragado tus miedos.



lunes, 5 de junio de 2017

IV.


Si sigues tragando todo lo que sientes, al final te ahogarás.

III.




Soy un alarde de proposiciones sin refinar. ¿Por qué no me enseñaron a parar? 
Imposiciones aterciopeladas que producen alergia. Maldita atmósfera primaveral. 



II.




Parezco un cenicero, y no por los cigarrillos que me fumo, sino porqué tus besos ya no son de fuego.



I.




Soltar(te) duele, pero no tanto como sostener(te).



lunes, 20 de marzo de 2017

En caída libre.



Quebrada y torcida andaba su alma, como aquella sonrisa circense que anhelaba.
Una autopista sin peajes, una playa sin orilla, un pirata al abordaje.
De luz añorada y a medio prender, perseguida en callejones, con medías rotas y colecciones de besos por revolver. Si, aquella que hoy se fuma tus remordimientos al anochecer.
Un disco rallado, melancolía atragantada. Frágil pero imbatible.

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domingo, 5 de febrero de 2017

Un deseo.


Y jugaba, mientras la última colilla encendida aún prendaba, y su sombra se escapaba entre mis sábanas. Y yo, de pie, al lado de mi cama, solo pensaba en tocarla. Me miraba, y se excitaba.
Quería conocer su sabor, quería humedecerla tanto...
Quería ver como su pasión me cabalgaba, poseerla, atraparla.
Quería clavarle mis ganas, deshacerme en sus entrañas.
Deseaba cada una de sus curvas, todas sus terminaciones delicadas y con mi miembro, desdibujarlas.
Sus pupilas dilatadas y su boca ocupada.
Gemidos susurrados, sus uñas en mi espalda.

domingo, 15 de enero de 2017

Un verso.


Despedázame y cóseme a orgasmos.

viernes, 13 de enero de 2017

Un aliento.

Hay un recuerdo del que no consigo desprenderme, una imagen que se presenta cada vez que necesito un aliento de comprensión. Hace un tiempo conocí a alguien que mirándome a los ojos, me atravesó. Era su único objetivo, así que su dedicación no fue en balde.
Mientras ese intercambio se producía, me sentía invitada al desafío, podría tomar como elección el engaño, pero la curiosidad que latía en mi, dejo un espacio de entrada prudente y cortés.
Y así fue, permití su invasión. No hicieron falta palabras, no demasiadas. 
Como respuesta sentí tanto como es habitual y se lo entregué. Su gesto de agradecimiento me calmó. Por primera vez alguien hizo palpables mis pensamientos más negados. 
Me habló de mi, usando un discurso bañado de respeto, empatía y admiración. Me hizo real, medible y cuestionable. Hizo referencia a mi centro emocional y no se abrumó. No lo hizo.
Por primera vez sentí que podría compartirme, que existían cómplices de mi verdad. Que mi soledad era producto de mi torpeza al buscar. Que en mi fragilidad existía belleza, no burda debilidad.


"I just want to you know, I can see through your masks"


viernes, 6 de enero de 2017

Un ruego.


¿Cómo describir la plenitud?
¿Cómo escribirle a lo que rebosa?
¿Cómo podré olvidar que esto es posible?
Tengo un nudo en mi garganta, y no cesa.
Tu no cesas. Sigo sin poder digerirte.
No sé si me haces daño, no sé si curas mis lamentos.
No sé si quitarme los calcetines y perder el miedo, no sé si dejaré de sentir frío.
No sé si conozco lo que siento.
¿Y si solo fue casualidad? Un encuentro fugaz, de luz algo candente.
¿Y si te deje hueco cuando no pretendías entrar?
¿Cómo podre volver a ponerme las gafas, si mis dioptrías no aceptarán los mismos vidrios?