viernes, 15 de septiembre de 2017

VI.





Y en calma, un aullido de esperanza mueve mi alma, aquel que huía pero ya no duerme en tu cama. Prendado pero disuelto se quedó, el perfume de verano que embriagó.                     

Más allá de ti, más cerca de mi. 
Inconclusos ya son los ruidos que en pellizcos y mordiscos lucidos, arrebatan las marcas candentes de aquella piel hastía. Y lúcidos los sueños del crepúsculo que acontecen las oportunidades que no me permito arrebatar.