domingo, 15 de marzo de 2015

Mis días no vividos.




Oigo un piano sonar y me hace bailar. No soy consciente, pero una pulsación pierde el ritmo. La confusión me ha llevado a latidos enmudecidos y a un silencio que grita en vilo, allí donde las palabras han perdido su uso, invadidas por el vacío encarecido. Empujo a buscar en mi, el vocablo que no haya pronunciado aún, pero me doy cuenta que se han extraviado atados a este sentimiento que quería expresar. 

Mi voluntad se ha enredado buscando flotar en una esperanza inexistente, esta mentira me ha dado pocos resultados ajustables a mi realidad. Esta locura tan viva, no pudo evitar que me dejara atar a preceptos que no comparto, porqué ya no sé vivir sin uniformidad. No debería asustarme por seguir un camino sin señalizar, yo marco los pasos a mi andar.
Marco mi pauta para volver de ese viaje a ningún lugar, busco esa correa que me permita volver a volar sin miedo hacía la seguridad. Mis expectativas dependerán de la voracidad a la que quiera llevarlas a probar.

No me voy a exigir más allá de aquello que me merezco, y eso lo decido yo.